sábado, 11 de abril de 2009

HERIDAS


I


Me amaneció una reja

en las pupilas

y un canto de montañas

en el alma

una ilusión colgando

en la sonrisa

y un esperar por nada

en la mirada.



II


El color y la luz

y el cansancio

de una lágrima…

todo

en la medida

exacta de una reja.



III


Tus ojos luminosos

como dos círculos

de fuego negro

en el glacial vacio

de la ausencia.



IV


Que sencillo es todo

para quien puede elegir

la ruta de sus pasos

que simple

para quien puede vagar

bajo los arboles

y esperar a una amiga

cuando quiera

sin importar que el reloj

gire una vez

o mil

o se detenga.

¡Que pequeño es mi patio

rodeado de alambradas!



V


Cuando pasaban las nubes

hacia el sur

yo también era alegre

se llenaban mis pupilas

con los bancos perdidos

de los parques

me embriagaba de caminos

y de bosques

volteaba las hojas del otoño

con los pies descalzos.

Hoy mi silla de ruedas

está triste.


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