HERIDAS
I
Me amaneció una reja
en las pupilas
y un canto de montañas
en el alma
una ilusión colgando
en la sonrisa
y un esperar por nada
en la mirada.
II
El color y la luz
y el cansancio
de una lágrima…
todo
en la medida
exacta de una reja.
III
Tus ojos luminosos
como dos círculos
de fuego negro
en el glacial vacio
de la ausencia.
IV
Que sencillo es todo
para quien puede elegir
la ruta de sus pasos
que simple
para quien puede vagar
bajo los arboles
y esperar a una amiga
cuando quiera
sin importar que el reloj
gire una vez
o mil
o se detenga.
¡Que pequeño es mi patio
rodeado de alambradas!
V
Cuando pasaban las nubes
hacia el sur
yo también era alegre
se llenaban mis pupilas
con los bancos perdidos
de los parques
me embriagaba de caminos
y de bosques
volteaba las hojas del otoño
con los pies descalzos.
Hoy mi silla de ruedas
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