jueves, 16 de abril de 2009

A ESTEBITA


Hace tiempo

que me resuena en la memoria

la muerte de Estebita*

han pasado cientos de eslabones desde entonces

pero su recuerdo nunca duerme

y de cualquier desconocido cementerio

se levanta del polvo atardecido

como un grito de luz

de vida y de muerte.

Tras la tapia ciega de su reja

noche por noche

infatigablemente nos contaba

un viejo filme del oeste

una novela misteriosa

o una historia de amor improvisada.

Durante varias horas

nos hacia olvidar

el dolor de los golpes

la angustia

el hambre insatisfecha.

Pero su figura menuda y enfermiza

no pudo resistir los experimentos

y una tarde para no amanecer

se durmió su voz en el silencio.

Lo mataron de hambre y desnutrición.

Cuando los familiares para sepultarle

reclamaron el cuerpo

las autoridades les dijeron

que ese preso

no había cumplido su condena

y el cadáver por lo tanto

era de ellos.

Y no se supo nunca

Donde enterraron a Estebita.

Por eso

su recuerdo se levanta

de cualquier desconocido cementerio

del polvo de nuestros caminos

de estos dolorosos

caminos de preso.



* Esteban Ramos Kessel apareció muerto en una celda de castigo el día 4 de febrero de 1972, en la Prisión de Boniato. Victima de experimentos biológicos, consistentes en provocar enfermedades carenciales, con una bajísima en calorías y ausencia de proteínas y vitaminas.

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