Por una ironía de la
Historia, el juicio sumario y el consecuente golpe internacional de Estado
contra Paraguay adolecieron exactamente de los vicios que se alegan contra el
Poder Legislativo paraguayo
El viernes 29 de junio, la
Doble Alianza Mercosur/Unasur promovió un virtual golpe internacional de Estado
contra Paraguay, suspendiéndolo como país miembro. Mercosur y Unasur reeditaron
de esa manera, en el plano político, la llamada Triple Alianza, un pacto
militar articulado en el siglo XIX por dos países gigantes limítrofes, contra
ese pequeño país sudamericano.
La excusa para ese nuevo
golpe de los gobiernos sudamericanos contra el pequeño Paraguay, fue que la
destitución del ex presidente Lugo, por parte del Poder Legislativo paraguayo,
habría violado las reglas de juego democráticas y el mandatario no habría
tenido todo el tiempo necesario para defenderse, por causa de la rapidez del
proceso de destitución.
Por una ironía de la Historia, el juicio
sumario y el consecuente golpe internacional de Estado contra Paraguay
adolecieron exactamente de los vicios que se alegan contra el Poder Legislativo
paraguayo. La contradicción no podría ser mayor y más flagrante. Las más
elementales normas de justicia, equidad, respeto y convivencia democrática
entre Estados fueron sistemáticamente violadas, al punto de que el nuevo
presidente de Paraguay, Federico Franco, y su canciller fueron prohibidos de
presentarse en las reuniones de Mercosur y Unasur. Los gigantes condenaron al
pequeño Paraguay sin dar a sus autoridades la menor posibilidad de defenderse.
Revela la periodista Tania
Montero, enviada especial del periódico brasileño Estado de San Pablo a la
reunión Mercosur/Unasur, que los mandatarios del Mercosur, mientras tramaban la
sumaria expulsión de Paraguay por una puerta, y articulaban la no menos sumaria
entrada de Venezuela chavista por la otra, no conseguían ocultar la
preocupación de que esas arbitrarias decisiones puedan ser denunciadas por el
gobierno paraguayo ante las cortes internacionales de justicia y organismos
análogos.
Por ocasión de
acontecimientos políticos, sociales y hasta criminales de envergadura, para
encontrar las motivaciones profundas de los protagonistas de esos importantes
acontecimientos, y para identificar debidamente a responsables, los analistas
suelen levantar la clásica pregunta: ¿a quién favorece lo ocurrido?
En el caso del golpe
internacional de Estado contra Paraguay, esa pregunta en un 50% resulta
superflua, porque queda claro que se aprovechó la suspensión de ese país para
meter dentro del Mercosur a Venezuela chavista, una inclusión que precisamente
encontraba su mayor obstáculo por parte del Senado paraguayo. El otro 50%
encuentra su respuesta en el ánimo procastrista casi generalizado de los
mandatarios presentes, quienes en la reciente Cumbre de las Américas rasgaron
sus vestiduras porque se había vetado la presencia del “democrático” régimen
comunista de Cuba, que desde hace más de medio siglo comete un sistemático y
criminal genocidio material y espiritual contra mi querida Patria cubana.
¿A quién favorece entonces el golpe
internacional de Estado contra Paraguay promovido por esa sui generis Doble
Alianza Mercosur-Unasur? Sin lugar a dudas, favorece, promueve e incentiva al
“eje del mal” chavista-castrista de América Latina.
Cuando en 2009 se produjo en
Honduras la destitución del pro-chavista presidente Zelaya, se levantó una de
las mayores griterías internacionales jamás presenciada, por parte de
mandatarios y dirigentes izquierdistas, pro-izquierdistas e inocentes útiles
del Hemisferio.
Pocos días antes de la
destitución de Zelaya, la OEA, con su nefasto secretario-general a la cabeza,
reunida en Honduras, había abierto de par en par las puertas a Cuba comunista,
sin condiciones.
En cuanto cubano, ex preso
político que pasó 22 años en las mazmorras de Cuba, y en cuanto iberoamericano,
asumí inmediatamente la defensa de Honduras y escribí numerosos artículos
denunciando la complicidad de la OEA con las izquierdas hondureñas, mostrando
los dos pesos y las dos medidas de la “política del garrote” para Honduras y la
“política de sonrisas” hacia Cuba comunista, y señalando la responsabilidad del
kerenskismo político y eclesiástico iberoamericano pavimentando el camino a las
izquierdas.
En 2012, tres años después
de la crisis hondureña, mi conciencia de cubano e iberoamericano no me permite
permanecer en silencio delante de una conjura política contra la pequeña,
sufrida y heroica nación paraguaya, una conjura que tiene entre sus lamentables
consecuencias inmediatas el fortalecimiento del chavismo y, por lo tanto, del
cordón umbilical que, desde Venezuela, mantiene con vida a los carceleros
castristas. Pido la ayuda de la Divina Providencia para la nación paraguaya, de
manera que pueda resistir a las presiones internacionales, inspirándose en el consejo
del Apóstol San Pablo, “esperando contra toda esperanza”.
valladaresblog@yahoo.com
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