jueves, 16 de abril de 2009

ELEGIA PARA UN SOLDADO CUBANO MUERTO EN ANGOLA

Hubiera podido decir que no

pero te faltaba libertad para hacerlo

pensaste en la cárcel

en la vertical angustia de las rejas

o en el estigma de traidor

te habrían acusado de debilidad ideológica

quizás hasta de contrarrevolucionario…

y dejaste que el vacio de tu estomago

trepara a la garganta

y te cortara el aliento y las palabras

no comprendías por que te obligaban a pelear en África

en una tierra ajena

-que los africanos resuelvan sus problemas

o que manden a los rusos- pensaste

y te asalto el terror de que alguien

pudiera adivinar tus pensamientos



Tus ojos se llenaron

de flores diminutas

el verde de la jungla

repitió la esperanza.



Tu esposa no quería que fueras a la guerra

tu hija, que apenas balbuceaba

sus primeros pasitos,

con su carita tierna se abrazaba a tu cuello

sin comprender el llanto de presagio y de miedo

y ahora estas allí,

sembrando el odio de las bayonetas soviéticas

acosado por las plagas, la sangre

y las balas sin sueño

con los pies reventados de hongos,

rodeado de aquella gente extraña

y de rugidos en la noche misteriosa.


La mina que pisaste

palpito suavemente

y grito en mil fragmentos

su canto de metralla.



Un volcán de humo y fuego

se abrió bajo tus plantas

luciérnagas de hierro volaron a tu cuerpo

las bolsas rasgadas donde estaban los testículos

-antes de la explosión-

se perdieron bajo los intestinos

que escaparon por la jaula abierta de tu vientre

como serpiente azulosas y palpitantes.

Tu sangre caliente se la bebe la tierra

un coro de ojos te acribilla en silencio

en la última noche de toda tu esperanza

los rostros

más negros que tu negra noche

son tus compañeros de patrulla


-soldados del odio-

esclavos como tú y con atávicos ritos.



Los brujos de la tribu

les dieron su canción

y te abrieron el pecho

buscando el corazón.



En el fondo de un grito

te hundiste lentamente

por las sombras sin llanto del bárbaro ritual

y no supieron nunca

los que te conocieron

que encontraste en la jungla, al fin, la Libertad.

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