miércoles, 11 de enero de 2012

El viaje de Benedicto XVI a Cuba: esperanzas y preocupaciones

Armando Valladares

 

3 de enero de 2012

 

El próximo 26 de marzo S.S. Benedicto XVI llegará a la isla-cárcel de Cuba para una visita de tres días. El dictador Raúl Castro prometió que el Pontífice será recibido con “afecto” y “respeto”; y se apresuró a anunciar el indulto de 2.900 presos, de los cuales solamente 7 son presos políticos. Por su parte, el portavoz de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, declaró que Benedicto XVI “desea mucho” conocer Cuba y que ese viaje será “ciertamente” uno de los principales acontecimientos de 2012.

 

Es explicable que el anuncio de la visita papal a un país subyugado por un régimen comunista, especialmente cruel y represivo, que acaba de cumplir 53 interminables años, despierte sentimientos de esperanza en el sentido de que contribuya a obtener la libertad de 11 millones de cubanos.

 

No obstante, similares expectativas se abrieron en 1998 por ocasión del viaje a Cuba de S.S. Juan Pablo II; pero el régimen supo capitalizar publicitariamente la visita, lo cual contribuyó para que los jerarcas comunistas continuasen en el poder. Esa constatación provocó en no pocos defensores de la libertad, contrarios al socialismo, una desilusión y un sentimiento de frustración que se prolongan hasta hoy.

 

En estos momentos, la natural preocupación de muchos cubanos, de la isla y del destierro, es que una situación similar pueda repetirse con este segundo viaje de un Pontífice a Cuba. El propio secretario de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), monseñor José Félix Pérez Riera, reconoció que el viaje de Benedicto XVI podrá traer para el desdichado pueblo cubano un “respiro de libertad”, pero se apresuró a descartar consecuencias políticas de la visita papal. Los Pastores cubanos se han encargado de mantener, durante las últimas décadas, una lamentable y persistente política de colaboración con los Lobos que oprimen al rebaño.

 

Esa natural preocupación de numerosos cubanos se ve confirmada por el hecho de que, ante la perspectiva del viaje papal, el régimen esté anunciando cambios “cosméticos” que impresionan a ciertos ingenuos o desconocedores de la realidad cubana, pero que en el fondo no modifican la naturaleza criminal del régimen.

 

Hasta hace pocos días existía, por ejemplo, la expectativa de que el gobierno comunista levantara o atenuase la severa prohibición de entrar y salir libremente de la isla, lo cual configura uno de los motivos por los cuales Cuba continúa siendo una isla-cárcel. Pero el propio Raúl Castro acaba de aplazar esa perspectiva de flexibilización, reconociendo en la más reciente sesión de la Asamblea Nacional que no puede ceder en ese punto medular porque con él está indisociablemente  en juego “el destino de la Revolución”.

 

En materia de libertad religiosa, el régimen alardea, y los Pastores aplauden, que la Constitución cubana “reconoce, respeta y garantiza la libertad religiosa” (artículo 55). Pero poco o nada se habla sobre la existencia del artículo 62 de la propia Constitución que se encarga de retirar aquello que en apariencia se acaba de conceder. En efecto, el referido artículo advierte que "ninguna de las libertades" constitucionales puede ejercerse "ni contra la existencia y fines del Estado socialista, ni contra la decisión del pueblo (sic) cubano de construir el socialismo y el comunismo". Y se añade, en una amenaza explícita, constantemente llevada a la práctica, que “la infracción de este principio es punible”. El régimen está dispuesto a tolerar solamente un tipo de religiosidad que tenga efectos anestésicos sobre las conciencias, una religiosidad que no deje al descubierto que el comunismo es una doctrina diametralmente contraria a los Mandamientos de la Ley de Dios.

 

Esa preocupación de cubanos de dentro y fuera de la isla con las perspectivas del viaje papal se ve reafirmada delante de las palabras con las cuales Benedicto XVI recibió las cartas credenciales del actual embajador cubano ante la Santa Sede. El Pontífice llegó a elogiar el “internacionalismo” cubano, que en realidad fue el instrumento responsable por tanta sangre y lágrimas derramadas en América Latina y África. En la ocasión, el Pontífice destacó como ejemplos de los pretendidos beneficios del internacionalismo cubano la "alfabetización" y la "salud". No obstante, tal como la propia Constitución cubana lo reconoce, y los hechos lo comprueban, esos tan publicitados logros no son sino dos tenazas satánicas de control psicológico, mental y social de niños, jóvenes y adultos en Cuba y en otros países donde han sido aplicadas.

 

Por fin, esa preocupación se intensifica si se considera el pro-castrismo demostrado por el Cardenal Tarcisio Bertone, actual Secretario de Estado de la Santa Sede, durante tres viajes a la isla-cárcel, el primero de ellos en cuanto Arzobispo de Génova, y los dos más recientes en su condición de Secretario de Estado. Ya en su primer viaje a la isla-cárcel, el Cardenal Bertone, después de una larga entrevista con Fidel Castro, tejió loas a la “notable lucidez” del tirano, expresó su convicción de que en él habría “crecido el respeto por la religión” y el “aprecio por la Iglesia”, y remató, contrariando todas las evidencias, que en la isla-cárcel “la apertura ya es total”.

 

Quiera la Providencia evitar cualquier instrumentación de la visita por parte de los actuales jerarcas del comunismo cubano. A propósito del próximo viaje de Benedicto XVI a Cuba, son estas las primeras reflexiones, sinceras y respetuosas que ofrezco a los lectores.

 

En cuanto fiel católico cubano, creo que tengo no solamente el derecho, sino la obligación de conciencia de dar a conocer estas consideraciones. Ya lo he dicho, y lo reitero en esta nueva coyuntura de la vida de la Iglesia y de Cuba, que se aproxima. Tengo un compromiso con aquellos jóvenes mártires católicos que murieron en el “paredón” de la siniestra prisión de La Cabaña gritando “¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo!”, verdaderas proclamas de fe, de heroísmo y de martirio que aún resuenan en mis oídos, y en los oídos de tantos ex presos políticos sobrevivientes de La Cabaña, como si fuera hoy. Tengo, sí, un compromiso de honra con mis amigos asesinados en la prisiones castristas; con la lucha por la libertad de mi Patria; con la Historia; y, por encima de todo, con Dios y con la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.

         

Referencias:

Cuba: el preso político y el Pastor-carcelero (2011)

http://www.cubdest.org/1106/c1102card.html

Beatificación de Juan Pablo II y Cuba: dilema de conciencia para los católicos cubanos (2011)

http://www.cubdest.org/1106/c1104jpii.html

Benedicto XVI: ¿"beatificación" del internacionalismo castrista? (2010)

http://www.cubdest.org/1006/c1001benedicav.html

Diplomacia vaticana y episcopado cubano: ¿"mediación" o "salvamento"? (2010)

http://www.cubdest.org/1006/c1006mambertiav.html

Embajador cubano ante la Santa Sede: mentira, fraude y sangre de mártires (2010)

http://www.cubdest.org/1006/c1002embcubav.html

Benedicto XVI y el viaje a Cuba del cardenal Bertone (2008)

http://www.cubdest.org/0806/c0803av.htm

Cuba: el Lobo y los Pastores celebran encuentro "constructivo y amistoso" (2005)

http://www.cubdest.org/0512/c0511val.html

Cardenal Bertone-Cuba: el Pastor ‘bendice’ al Lobo (2005)

http://www.cubdest.org/0512/c0510bertoneav.html


La doble moral de la administración del Presidente Obama

Armando Valladares

 

11 de diciembre de 2011

 

Dan Restrepo (en la foto), asistente especial del presidente norteamericano para asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, ha hecho unas declaraciones de un cinismo incomparable refiriéndose a las fraudulentas elecciones en Nicaragua. Con esta declaración pretende justificar el silencio cómplice del Departamento de Estado frente a esas elecciones ilegales y al fraude cometido por Daniel Ortega.

 

Ha dicho el asistente del Presidente Obama “no vamos a aislar al pueblo y a la sociedad civil nicaragüense”.

 

Pero exactamente eso fue lo que hicieron contra Honduras, por eso estas declaraciones son indignantes y demagógicas y prueba irrefutable de la doble moral de la Casa Blanca y de sus representantes.

 

El ensañamiento de la actual administración norteamericana con el pueblo hondureño, por su determinación de no permitir que el comunismo se apoderara de esa nación centroamericana, desencadenó represalias de toda índole. Lo único que faltó a los EE. UU. fue bombardearlos.

 

La página más canallesca de la política exterior norteamericana al sur del Río Grande es quizás la de su actuación contra Honduras. Me siento avergonzado de que el embajador norteamericano de origen cubano, Hugo Llorens (foto a la derecha), haya contribuido al acoso del pueblo hondureño con su actuación miserable y cobarde.

 

Este embajador mintió, alteró los hechos, desinformó y canalizó todas sus frustraciones y envidias en sus informes tendenciosos al Departamento de Estado. No es mi opinión. Este cómplice de las maniobras de Hugo Chávez, Castro y Zelaya, no contó con la publicación de sus cables dados a conocer por Wikileaks, que hicieron de conocimiento público sus intrigas.

 

Todavía hay decenas de empresarios y ciudadanos hondureños en esa lista negra que el mentiroso embajador Llorens envió al Departamento de Estado para que les prohibieran la entrada a los EE.UU.

 

Al igual que trató de hacer Zelaya, Daniel Ortega violó la Constitución para reelegirse. Organizó unas elecciones donde se cometió el más grande de los fraudes electorales en la historia de un país del Continente.

 

El Departamento de Estado guardó un silencio cómplice frente a esas violaciones. El inefable Insulza que dirige esa desprestigiada OEA, trémulo de emoción no pudo contenerse y escribió una carta inmediatamente a Daniel Ortega diciéndole que esas elecciones habían sido una demostración de “democracia y paz”.

 

Los mismos países del Continente que se ensañaron con el pueblo hondureño, volvieron el rostro. Ni una solo protestó por el fraude y fue una vergüenza que la Unión Europea denunciara la trampa antes que ningún país latinoamericano lo hiciera.

 

La Cancillería brasileña que echó rodilla en tierra junto al Departamento de Estado Norteamericano para que el socialismo del Siglo XXI se apoderara de Honduras en concordancia con el triunvirato Chávez-Castro-Zelaya no ha dicho ni una sola palabra frente a la violación de la Constitución cometida por Daniel Ortega y al escandaloso fraude electoral. Por segunda vez Brasil se cubre de estiércol.

 

Dice Restrepo que “la Casa Blanca está analizando cual será la política bilateral con Nicaragua...y que están esperando informes de la OEA y de la Unión Europea sobre cómo fueron los comicios en Nicaragua”.

 

¡Los pobres! ¡El departamento de Estado no sabe cómo fueron los comicios en Nicaragua ni de la violación de la Constitución cometida por Ortega!

 

Si alguna doctrina debe mencionarse  para calificar las declaraciones del gobierno norteamericano sobre los sucesos de Nicaragua creo que esta es: CINISMO. 


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