miércoles, 1 de agosto de 2012

El Maquinazo

Armando Valladares

La muerte del conocido disidente cubano Osvaldo Payá Sardinas, fue para muchos de sus compatriotas y su propia familia una tragedia anunciada.

Este  método  de la Policía Política cubana para eliminar enemigos de la Revolución es conocida por todos allá en la Isla.

En Cuba a los automóviles popularmente  les llaman “máquinas” y a esa práctica de lanzarles las máquinas  encima a los que la revolución quiere eliminar se conoce   como “el maquinazo”.

Cuando el sacerdote franciscano Miguel Ángel Loredo salió de las cárceles políticas cubanas, escribió un libro que indignó a la Seguridad del Estado y además, denunciaba constantemente los métodos represivos de la tiranía.

Para silenciarlo le lanzaron encima un camión a toda velocidad. No lograron matarlo, pero sufrió heridas graves, fracturas de huesos de las extremidades y un largo restablecimiento con silla de ruedas y muletas.

A mi compañero de prisión Blanco, por confrontaciones con la Policía Política  también trataron de matarlo atropellándolo con un auto a gran velocidad. Se salvó milagrosamente, pero sufrió heridas y todavía tiene las huellas de aquel intento de la Policía Política de asesinarlo. Vive ahora en Miami: es  mi barbero.

Al conocido activista de los Derechos Humanos, Ricardo Bofill también trataron de matarlo con el mismo método. Nunca los agresores aparecieron ni se investigaron estos hechos.

A Laura Pollán la dirigente de las Damas de Blanco, le lanzaron   un automóvil encima. También se salvó. Pero recibió golpes y magulladuras. La Policía Política ordenó llevarla a un hospital donde en pocos días  murió en circunstancias misteriosas e inesperadas, atribuyendo como  la causa de su muerte a enfermedades que nunca tuvo ni padeció.

El primer intento de asesinar a  Osvaldo Payá ocurrió  el pasado mes de Junio cuando viajaba con su esposa en una furgoneta Volkswagen. Al llegar a la esquina de la Calzada del Cerro y Rancho Boyeros, con ausencia total de tráfico, repentinamente fueron golpeados por detrás, con tal fuerza que la furgoneta se volcó invadiendo la senda contraria por la  que afortunadamente no transitaba vehículo alguno. El camión que con tal fuerza los impactó, desapareció, aunque al instante un automóvil oficial llegó al lugar, prueba de que estaban monitoreando el accidente. Osvaldo Payá no quiso denunciar aquel atentado contra la vida de su esposa y la de él.

Ya varias veces, le habían dicho que iban a matarlo. Y lo lograron al mes siguiente con el mismo método del maquinazo.

La hija de Payá declaró que el español y el sueco que iban en el asiento delantero del automóvil, tuvieron tiempo de enviar un mensaje de texto desde  sus teléfonos diciendo que otro vehículo  los estaba embistiendo y  tratando de sacarlos de la carretera…Quizás pensaron que los cuatro morirían….

Los dos extranjeros son ahora la preocupación de la Policía Política. Están acusando al español que conducía el auto, de ser el culpable de la muerte de Payá y del disidente Harold Cepera que también viajaba en el asiento trasero.

El sueco estaba incomunicado, y no le permitían hablar con los diplomáticos de su país. Ya el español ha sido encausado como culpable del “accidente”.

A los dos les harán firmar declaraciones diciendo que la culpa  fue de ellos, que nunca existió ningún vehículo tratando de sacarlos de la carretera; les filmarán haciendo las declaraciones en su propia voz…. ¿Pero qué pasará cuando los dos regresen a sus respectivos países…? 

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