domingo, 8 de julio de 2012

Mercosur/Unasur: Doble Alianza chavista-castrista contra Paraguay

Armando Valladares

Por una ironía de la Historia, el juicio sumario y el consecuente golpe internacional de Estado contra Paraguay adolecieron exactamente de los vicios que se alegan contra el Poder Legislativo paraguayo

El viernes 29 de junio, la Doble Alianza Mercosur/Unasur promovió un virtual golpe internacional de Estado contra Paraguay, suspendiéndolo como país miembro. Mercosur y Unasur reeditaron de esa manera, en el plano político, la llamada Triple Alianza, un pacto militar articulado en el siglo XIX por dos países gigantes limítrofes, contra ese pequeño país sudamericano.

La excusa para ese nuevo golpe de los gobiernos sudamericanos contra el pequeño Paraguay, fue que la destitución del ex presidente Lugo, por parte del Poder Legislativo paraguayo, habría violado las reglas de juego democráticas y el mandatario no habría tenido todo el tiempo necesario para defenderse, por causa de la rapidez del proceso de destitución.

 Por una ironía de la Historia, el juicio sumario y el consecuente golpe internacional de Estado contra Paraguay adolecieron exactamente de los vicios que se alegan contra el Poder Legislativo paraguayo. La contradicción no podría ser mayor y más flagrante. Las más elementales normas de justicia, equidad, respeto y convivencia democrática entre Estados fueron sistemáticamente violadas, al punto de que el nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, y su canciller fueron prohibidos de presentarse en las reuniones de Mercosur y Unasur. Los gigantes condenaron al pequeño Paraguay sin dar a sus autoridades la menor posibilidad de defenderse.

Revela la periodista Tania Montero, enviada especial del periódico brasileño Estado de San Pablo a la reunión Mercosur/Unasur, que los mandatarios del Mercosur, mientras tramaban la sumaria expulsión de Paraguay por una puerta, y articulaban la no menos sumaria entrada de Venezuela chavista por la otra, no conseguían ocultar la preocupación de que esas arbitrarias decisiones puedan ser denunciadas por el gobierno paraguayo ante las cortes internacionales de justicia y organismos análogos.

Por ocasión de acontecimientos políticos, sociales y hasta criminales de envergadura, para encontrar las motivaciones profundas de los protagonistas de esos importantes acontecimientos, y para identificar debidamente a responsables, los analistas suelen levantar la clásica pregunta: ¿a quién favorece lo ocurrido?

En el caso del golpe internacional de Estado contra Paraguay, esa pregunta en un 50% resulta superflua, porque queda claro que se aprovechó la suspensión de ese país para meter dentro del Mercosur a Venezuela chavista, una inclusión que precisamente encontraba su mayor obstáculo por parte del Senado paraguayo. El otro 50% encuentra su respuesta en el ánimo procastrista casi generalizado de los mandatarios presentes, quienes en la reciente Cumbre de las Américas rasgaron sus vestiduras porque se había vetado la presencia del “democrático” régimen comunista de Cuba, que desde hace más de medio siglo comete un sistemático y criminal genocidio material y espiritual contra mi querida Patria cubana.

 ¿A quién favorece entonces el golpe internacional de Estado contra Paraguay promovido por esa sui generis Doble Alianza Mercosur-Unasur? Sin lugar a dudas, favorece, promueve e incentiva al “eje del mal” chavista-castrista de América Latina.

Cuando en 2009 se produjo en Honduras la destitución del pro-chavista presidente Zelaya, se levantó una de las mayores griterías internacionales jamás presenciada, por parte de mandatarios y dirigentes izquierdistas, pro-izquierdistas e inocentes útiles del Hemisferio.

Pocos días antes de la destitución de Zelaya, la OEA, con su nefasto secretario-general a la cabeza, reunida en Honduras, había abierto de par en par las puertas a Cuba comunista, sin condiciones.

En cuanto cubano, ex preso político que pasó 22 años en las mazmorras de Cuba, y en cuanto iberoamericano, asumí inmediatamente la defensa de Honduras y escribí numerosos artículos denunciando la complicidad de la OEA con las izquierdas hondureñas, mostrando los dos pesos y las dos medidas de la “política del garrote” para Honduras y la “política de sonrisas” hacia Cuba comunista, y señalando la responsabilidad del kerenskismo político y eclesiástico iberoamericano pavimentando el camino a las izquierdas.  

En 2012, tres años después de la crisis hondureña, mi conciencia de cubano e iberoamericano no me permite permanecer en silencio delante de una conjura política contra la pequeña, sufrida y heroica nación paraguaya, una conjura que tiene entre sus lamentables consecuencias inmediatas el fortalecimiento del chavismo y, por lo tanto, del cordón umbilical que, desde Venezuela, mantiene con vida a los carceleros castristas. Pido la ayuda de la Divina Providencia para la nación paraguaya, de manera que pueda resistir a las presiones internacionales, inspirándose en el consejo del Apóstol San Pablo, “esperando contra toda esperanza”.


valladaresblog@yahoo.com

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